domingo, 10 de enero de 2016

EL POEMA DE LA SEMANA, 6

Habrá que ir a Cracovia

Ahora que tanto se habla de lo ultraconservadora que se está volviendo Polonia, me apetece anotar lo muy estimulante y abierta y revolucionaria que me parece la poesía dela polaca Wislawa Szymborska. Una invitación, en cada verso, a abrir los ojos para penetrar en el mundo, para dudar después, para relativizar, para volar, para desmontar las trampas cotidianas (en poemas soberbios como "Prospecto" o "Para escribir un currículum"). A mí, que amo la publicidad -hermana pérfida de la poesía- me encantan sus "Anuncios clasificados", sobre todo el último, un tremendo nocturno bajo una ligera fórmula publicitaria:

Por las promesas de mi marido
-quien con todos los colores
del populoso mundo, su lenguaje,
su canción en la ventana y el perro de los vecinos
les hizo creer que nunca estarían solos
en penumbra, en silencio y sin aliento-
yo no puedo responder.
La Noche, viuda del Día.

La traducción es de Gerardo Beltrán, cotraductor, junto a Abel A. Murcia, de una muy bella antología (Poesía no completa*)  publicada por el Fondo de Cultura Económica en 2002 (aunque yo tengo la cuarta reimpresión, de 2014). Por los traductores sabemos que quizá fuera León Felipe el primer lector castellano de Szymborska, ya que su amigo el poeta polaco Jan Zych, también exiliado en México, le leía versiones de su compatriota. Elena Poniatowska, semicompatriota, señala en el prólogo los puentes que traza Szymborska entre la filosofía, arte de pensar, y poesía, arte de intuir: “Ambas son ríos que desembocan en dos palabras: No sé”.
Yo sí sé que, si sigo leyendo a esta enorme poeta, tendré que ir a su ciudad, a Cracovia. Sí, iré. Porque aunque, como dice ella en su poema "Lectura" –una descreída invocación a la Musa-,

Nos negaste un auditorio enardecido.
Hay doce personas en la sala,
es hora de empezar.
La mitad vino porque llueve,
los demás son parientes. Musa.

…aunque, sí, el auditorio no sea enardecido, quizá los poemas de Szymborska nos conviertan en uno de esos parientes o camaradas o amigos lejanos y necesitamos y queremos acudir junto a ella -junto a su fantasma- para ampararnos bajo sus versos cuando en el mundo llueve, llueve demasiado.

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*http://www.fondodeculturaeconomica.com/librerias/detalle.aspx?ctit=017359R









viernes, 8 de enero de 2016



HIMNO A LA LENTITUD, 5

 Alvaro Salvador, nuevos poemas


De Fumando con mis muertos*, último libro de Álvaro Salvador, me han gustado especialmente tres poemas. Uno habla del viajar (Leo House, escena mística y luego erótica en un albergue católico y barato en la calle 23 de Nueva York; creo recordar que en esa calle estaba la iglesia donde se casó Edith Piaf), otro del envejecer (SMEG: el poeta escucha a su frigorífico, que se queja amargamente de pura vejez y abandono) y un tercero, Ojos y dientes, que, a partir de un diálogo con Paul Auster, trata a la vez de la vejez y del viaje o de cómo las rutinas del viaje cronometran implacablemente los deterioros orgánicos personales: 
                         “Al paso de los años, uno se autodestruye como un mensaje anónimo”.

Recuerdo que los frigoríficos SMEG fueron la tentación hace dos o tres décadas: un diseño retro, remozado en colores vivos, rosa, rojo. Eran caros. Parecían salidos de una película americana de los cincuenta. Había uno enternecedor, de rayitas de colores, como una antología de Renacimiento. Yo también quise tener un SMEG, pero lo quería verde lima y de tamaño escritorio, sólo para el hielo de mis cócteles nocturnos y solitarios. No existía tal. En voz baja, los empleados de las secciones de electrodomésticos susurraban que los SMEG eran simples por dentro y muy frágiles: se averiaban como quizá nos averiamos los poetas, por exceso de estética. Smeg, smeg, gemiré ahora cuando necesite quejarme un rato. Smeg. Lo has hecho onomatopeya lírica, Álvaro. Smeg.



*http://fundacionjmlara.es/actividades/presentaciones/alvaro-salvador-presento-en-madrid-fumando-con-mis-muertos-nuevo-titulo-de-la-coleccion-vandalia/

martes, 5 de enero de 2016

ESTACIÓN MARÍA ZAMBRANO, 7

Balbina Prior y su Memoria histórica


Durante los años 2009, 2010 y 2011 se celebraron en Málaga unos Conciertos de Año Nuevo que nada tenían que ver con los tradicionales y rígidos que nos retransmiten desde Viena cada uno de enero. Los de Málaga nacieron con cierto espíritu de contestación antivienesa. La idea germinal fue de Juan Antonio Vigar y trabajamos en ella para ofrecer cada nuevo enero algo realmente nuevo, no viejos valses repetidos. Encargamos a jóvenes estudiantes de composición del conservatorio de Málaga que crearan música para poemas de poetas andaluces contemporáneos. Los compositores mostraban incredulidad y entusiasmo ante los encargos, ya que la Málaga virgen de toda la vida les solía encomendar, como mucho, la composición de  alguna marcha procesional para la Semana Santa de la ciudad, según dijeron.  
Este poema magnífico de Balbina Prior (a la que aprecio enormemente desde que leí su traducción del subversivo poema del gatillazo de Aphra Benn) fue convertido en aria para tenor por José Jiménez Carra y ejecutado  por Luis Pacetti en el Auditorio de la Diputación de Málaga el 15 de enero de 2011. Las actuaciones (hay poemas de María Victoria Atencia, Josefa Parra, Mercedes Escolano, Raquel Lanseros, Juana Castro, Francisco Ruiz Noguera, Antonio Carvajal, Caballero Bonald, Vicente Núñez, etcétera) están recogidas en un CD adjunto a la antología de poesía andaluza contemporánea Y habré vivido, publicada en la colección La sirena inestable, 2, del Centro Generación del 27.


Memoria (La Campana) histórica

Atraviesa mi abuela
campos abandonados
por la guerra. Cruza
las sementeras desiertas con su hijo
a cuestas. Los campos, cobijo del miedo,
mi abuela con su hijo a cuestas.
Campo a través, mi abuela,
con hambre y el fusil.
Esperando a los bárbaros.
Bárbaros en España, abuela.
Atraviesa el campo abandonado,
sin  satélites, portátil, ni GPS, mi abuela.
Los campos entregados al enemigo.
Cunetas va dejando atrás,
atrás a la guerra.
Paseados en las cunetas atrás
llenan las sementeras. Bajo
la arena los paseados sin destino ni futuro, sin frontera.
Mi abuela, sin portátil, sin comida, ni GPS,
huye a pie hacia La Campana,
mi abuela, con su hijo en brazos, mi abuela.
Dejo atrás el recuerdo de La Campana
y la señal en la autovía que me anuncia:
mi abuela, La Campana, mi abuela.

                                 (Balbina Prior, Timos de la Edad Desnuda, 2008)


Copio ahora el texto del programa de mano de aquel concierto:

De sirenas y puertos

Por tercer año consecutivo, la Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga y el Centro Cultural Generación del 27 se alían en enero para ofrecer, en un concierto de muy especiales características, un mensaje de buena poesía y buena música que dé una entrada jubilosa al año que se acaba de estrenar. Se trata, de nuevo, de un concierto cargado de novedad, de estrenos absolutos, tutelado por el antiguo espíritu renovador y creativo del grupo de artistas que conformaría la Generación del 27 y animado por el impulso vital y el espíritu de esperanza que acarrea todo año nuevo en sus inicios.
De nuevo se han encargados piezas inéditas a jóvenes compositores malagueños, piezas basadas en textos poéticos de altura. En 2009 los estrenos giraban en torno a las grandes figuras del 27 como Luis Cernuda (con un tema estremecedor basado en “Las ruinas”), José Moreno Villa o Manuel Altolaguirre. Tanto en 2010 como en la ocasión presente los textos propuestos a los compositores de nuestra ciudad (J. Ignacio Pecino,  José J. Carra, S García Cuba, Pablo Gómez Trujillo, Arturo Díez Boscovich) son creaciones de poetas contemporáneos. Si el pasado año escuchábamos los versos de bardos más veteranos como Vicente Núñez, José Manuel Caballero Bonald o María Victoria Atencia, así como de otros en plena madurez como Juan Drago, Mercedes Escolano, Francisco Ruiz Noguera o Juana Castro, en 2011 se incorporan voces poéticas aún más jóvenes: las de Raquel Lanseros, Balbina Prior, Josefa Parra o Jesús Aguado. Además, sonará por vez primera un espléndido soneto amoroso de Antonio Carvajal y volveremos a escuchar el vals que en homenaje al desaparecido poeta antequerano José Antonio Muñoz Rojas compuso en 2009 Arturo Díez Boscovich. Una sola obra instrumental (otro estreno: Preparativos para el viaje, de Ramón Roldán), nos hará soñar entre las piezas vocales señaladas. Y nos iremos, como otros años, con Jacinta, un tema alegre, festivo y vitalista sobre textos de otro ilustre malagueño, José Moreno Villa.
Nos ha animado, a la hora de proponer y encargar estas obras novísimas, el deseo de abrir un espacio puro a la creatividad más incipiente y libre, más juvenil y desasida de los imperativos cotidianos que a menudo atenazan al artista. Y nos anima, en último término, como ya decíamos el pasado año, el deseo de reunir y poner música a una muestra de lo más granado de la poesía andaluza contemporánea, porque nadie podrá dudar, si se toman en sentido amplio y no como etiquetas limitadoras los términos andaluz y contemporáneo, de la abundancia y riqueza de la producción lírica de las últimas décadas en las ocho provincias más meridionales de la Península. Las obras que se estrenan esta noche, junto a varias piezas ya estrenadas en los Conciertos para el Nuevo Dos Mil Nueve y Dos Mil Diez tendrán como destino su publicación en el marco de una colección de libros disco promovida por el Centro del 27 que porta el cernudiano nombre de La sirena inestable. Será un volumen muy especial que reunirá, en distintos soportes, la palabra escrita, la palabra sonora, talentos y voces jóvenes y eternas, la poesía y la música: la vieja hermandad de Euterpe y de Polimnia en pleno siglo XXI.

José Ángel Valente, poeta cuasialmeriense, lo escribió a propósito del tiempo: nos da la transparencia para que el mundo pueda verse a través de nosotros o pueda oírse como oímos el sempiterno rumor del mar en la concavidad de una caracola. Con la poesía y con la música alcanzamos la conciencia de esa transparencia que nos lleva a sentirnos hermosamente fundidos con el mundo. Esperamos compartir estos anhelos y estas certidumbres en esta noche en la que además, se cumplen ochenta años de la inauguración del Conservatorio de la ciudad de Málaga.  Si la sirena inestable era, para Luis Cernuda, el símbolo del destino insobornable al que debe encaminarse todo creador, qué duda cabe de que esta noche, al menos, alguna inapresable sirena de esa estirpe se habrá acercado, intrigada, a nuestros puertos.
                           Aurora Luque